sábado, 9 de abril de 2011

Ese día


Decidí arreglarme para la ocasión y por si acaso me llevé un pequeño bolso de tela con encaje blanco para llevar algo de maquillaje en caso de emergencia.

Iba vestida con una camiseta nadadora marrón clarito con un pequeño broche de tela que formaba un flor blanca. Los pantalones eran unos vaqueros blancos ajustados y, como no, para ir a juego unas bailarinas marrones. Era un conjunto perfecto para ese día. Simple, natural y en acorde con el tiempo.

Cuando llegué a la cafetería, ésta, desprendía un dulce aroma de croissants recién hechos. Decidí sentarme en una de las esquinas.

No es una cafetería enorme, es más bien pequeña pero acogedora. Tiene alrededor de 6 mesas con 2 sillas de metal cada una. Una puerta de madera, de un tamaño, más bien, grande. Nada más entrar, están las seis mesas distribuidas en un suelo de madera y detrás del todo está la encimera con la camarera y sus pasteles. Detrás de ella se halla un gran ventanal que aporta toda la luz a la cafetería, que a la vez da acceso a una preciosa terraza con unos jardines de paseo largo.

El caso es que me senté y la camarera en seguida me miro con una agradable sonrisa y me vino a atender. Yo no estaba sola, había una mesa con dos chicas con una edad próxima a la mía.

Pedí una pequeña porción de pastel y un té. Nada más marcharse la camarera, él se asomó por la puerta.

2 comentarios:

  1. Primero de todo, me has dejado con las ganas! ^_^ segundo, buen outfit, ideal para una brunch, y tercero, que ganas de ver como sigueee!! :D

    Besitos!!

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  2. Me alegra haberte dejado con las ganas, eso indica que te ha interesado :).
    Ahahah :) si hoy me viene la inspiración otra parte habrá seguro.

    Gracias por tu atención.

    Besos.

    Katherine R.

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